Logopedia, lenguaje, habla, comunicación y… ¿relación?

mirada madre e hijo

¿Cómo entiendo yo la logopedia?

 

Es algo más que nuevo para mi, no el escribir, sino el hacerlo en un blog. Aunque si he de confesar la verdad, no es nuevo el escribir como método terapéutico para vaciar mi cabeza de ideas y de otros quehaceres, es un gran ejercicio, centrarse y focalizar tu atención, dejando fluir las palabras, en esta ocasión entre tus dedos. Las dejas fluir, o mejor dicho las liberas, les das vida, cobran sentido aunándose para crear un mensaje completo, y en ocasiones coherente, o al menos para uno mismo.

 

En la página del About de la web, te comentaba que estuve trabajando en un centro específico de autismo. Allí cursé mis prácticas de logopedia, y me emocionó tanto que decidí quedarme. Sé que cuando te inicias profesionalmente, o al menos a mí es lo que me pasa te vuelves a sentir como un niño como cuando empiezas el colegio tras la temporada de verano deseando descubrir qué te traerá esa nueva etapa, tienes mariposas volando en tu interior y aunque depende de la edad te limitas a nombrarlas como nervios, nervios por empezar por lo nuevo que vendrá, nervios por encontrarte con tus compañeros, nervios por las expectativas, nervios por si vas a lograr avanzar en ese curso. Es algo cultural el llamarlo nervios a todo ese enjambre mariposeando cuando lo que realmente queremos decir es emoción por empezar, ilusión por encontrarte con tus compañeros, agobio por las expectativas, miedo por si vas a lograr avanzar en ese curso.

 

Las palabras no sólo hay que medirlas en función de lo que se desea transmitir, sino que hay que ajustarlas, balancearlas en función de lo que en tu interior se está moviendo, la emoción que te invade mientras las dices. Y para cuando las transmites los gestos, la mirada, la respiración del otro y su acción te indican cuál es su sentir ante lo que dices. A veces sólo nos quedamos ahí, en función del estrés acumulado que llevemos o de lo que nos importe la otra persona; otras sin embargo nos detenemos damos un paso atrás y tomamos perspectiva, y aparecen el resto de palabras en forma de pregunta ¿qué he dicho? ¿por qué su reacción? Cuando la otra persona nos importa medimos las palabras, cierto es que en función de la confianza las ajustamos antes o después de emitirlas.

 

Como profesional utilizo mi comunicación al servicio de los demás, mido mis palabras y estoy en constante perspectiva para ajustar mi comunicación a la tuya. Cierto es que también soy humana, y llego a cometer errores, a veces tardo tiempo y en otras ocasiones un mismo día desearía que no hubiese sonado el despertador.

 

Pensaba escribir un artículo más técnico pero no me sale, estoy ante ti, ante vosotros, no sé quién lo leerá y me pongo en tu lugar pensando qué me gustaría recibir. Existen un sinfín de artículos técnicos sobre logopedia, y ojo, no digo que no esté dispuesta a hacerlo, tengo muchos temas en mente. Pero Upalah es mi espacio profesional y quiero que también sea el tuyo, que puedas entrar y encuentres un lenguaje común, es más, mi deseo es que te sientas a gusto tanto comentando como enviándome sugerencias, consultas, etc. al mail de contacto.

 

Como te decía cuando tienes ante ti a una persona con autismo más concretamente un niño, deseas en primer lugar conocer y estirar su comunicación. Pero ante todo lo primero que debes entender es que has de respetar su espacio, su persona, su emoción y por encima de todo su comunicación, debes aprender el valor de la paciencia y el arte de la observación. Observar qué le mueve, qué le motiva, estar presente, acompañarlo con tus emisiones, con tu palabra, con toda tu comunicación manteniendo siempre ese respeto por su expresión y su interés, sólo así se crea un elemento básico que es el valor y la comprensión de la interacción. Seguro que mientras lees vas pensando… ¡pues igual que con un bebé! así es, la comunicación en un niño con autismo parte de esa base tan primaria, por diversos motivos claro está. Pero esa es la esencia, ese respeto que toda mama tiene a su pequeño.

 

Y ahí es donde tenemos otra parte esencial, ese bebé, ese elemento primario en nosotros nunca muere, lo mismo sucede con nuestros mayores pero se llena de convencionalismos culturales con los años. Todos tenemos en nosotros ese bebe y lo que dispara nuestra emoción es justamente eso que nos transmite todo el resto de elementos más allá de las palabras. Esa sensación a flor de piel, es lo que nos da alas en las relaciones que establecemos con los demás. Esa, es la base con la que yo entiendo el sentido de la Logopedia.

 

 

Un abrazo,

Sandra.

 

Si deseas conocer más sobre mí y sobre Upalah, paséate por la web. Y si deseas compartir tus experiencias o bien si te ha gustado el artículo y quieres compartirlo, adelante: escribe o enlázalo en redes sociales. ¡Gracias por adelantado!

 

 

 

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